François Ansermet – El filo del psicoanálisis
Volvamos sobre el lugar de los conceptos en el psicoanálisis. Como lo cuestiona Lacan: «¿A qué se refieren las formulas en psicoanálisis? ¿Hay conceptos analíticos formados de una vez por todas? El mantenimiento casi religioso de los términos empleados por Freud para estructurar la experiencia analítica, ¿a qué se debe? «» (1).
De hecho, todo debe ser revisado constantemente. “El psicoanálisis no es un sistema” (2), al contrario, es abierto, inacabado, como el inconsciente. Mirando hacia el futuro, el psicoanálisis también puede ser enseñado tanto por la clínica como desde campos conexos con los cuales se perpetúa y renueva, en alteridad y en afinidad. En este contexto, un concepto fundamental es también lo que no podemos elucidar, el Unbegriff como lo apuntó Lacan precisamente tratándose del inconsciente, del Uno del Unbewusst : «Digamos que el límite del Unbewusste es el Unbegriff – no un no-concepto, sino el concepto de la carencia» (3).
¿Qué sucede con los conceptos fundamentales frente a la evolución actual de la práctica analítica, frente a los movimientos en juego en la sociedad, en la política – si admitimos que el inconsciente es política – y, por qué no, también frente a los retos de la ciencia? El inconsciente, en este contexto, está fundamentalmente en devenir : un devenir que sorprende incluso a aquellos que lo rechazan.
Tomemos como ejemplo la ciencia, cuando tiene la pretensión de atrapar, de atrapar hasta lo inatrapable. La ciencia es ante todo una práctica simbólica que pretende cubrir lo real con sus fórmulas. Pero la evidencia que la ciencia encuentra es que siempre hay un resto : cuanto más cree la ciencia que trata lo real, más participa en producirlo -no se trata de lo real en el sentido de la ciencia, sino de lo real en el sentido del psicoanálisis con Lacan. Es la sorpresa del psicoanálisis, de su filo, lo que lo hace necesario para la ciencia, para llevarla más allá de los paradigmas a los que se aferra.
El inconsciente ocupa un lugar central en él, precisamente porque el inconsciente procede de la discontinuidad : una discontinuidad a la que se enfrentan las ciencias, en particular las ciencias de la vida, un tope que no pueden superar y que las enfrenta a la crisis. Deben enfrentarse a la evidencia de la determinación paradójica de una discontinuidad, que es el sello del concepto de inconsciente: «La discontinuidad, ésta es pues la forma esencial bajo la que nos aparece en primer lugar el inconsciente como fenómeno -la discontinuidad en la que algo se manifiesta como vacilación» (4).
Ser determinados para no serlo, éste es el punto en el que se puede producir un encuentro inesperado entre las neurociencias y el psicoanálisis. El psicoanálisis puede proporcionar a las ciencias una crítica radical de sus fundamentos. Las ciencias de la vida están demasiado atrapadas en la visión de una causalidad lineal y continua que no les permite avanzar hacia nuevos paradigmas que podrían responder de la discontinuidad, de la incidencia de la tuché, de lo real en el sentido del psicoanálisis con Lacan, es decir, de un «real que puede muy bien, por su parte, no estar determinado» (5). Quizás aun estemos a tiempo de sugerir que «sólo hay causa de lo que cojea» (6). Queda afrontar el reto.
Traducción: Alba Cifuentes Suarez
(1) Jacques Lacan, El Seminario, Libro XI, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Barcelona, Paidós, 1964, p. 18.
(2) Sigmund Freud, Obras completas, volumen XVIII (1920-22) «Dos artículos de enciclopedia: “Psicoanálisis” y “Teoría de la libido» (1923 (1922)), Argentina, Amorrortu editores, 1976, p.249.
(3) Jacques Lacan, op. cit., p. 33.
(4) Ibídem, p. 33
(5) Ibídem, p. 30
(6) Ibídem, p. 30