Thomas Van Rumst – ¡Qué felicidad!

¡Qué hermoso sería ser un cerebro en pleno crecimiento! Esto es lo que nos prometen las neurociencias: tenemos un formidable bagaje genético en nuestro cerebro y se trata de explotarlo en las mejores condiciones. No hay límite a nuestro desarrollo cognitivo. Y si hay uno, es del orden de la contingencia, un factor epigenético : un error, una falla en el sistema. Araceli Teixidó nos muestra que entre la falla y la falta, sólo hay un paso, el de la forclusión del elemento perturbador del desarrollo cerebral: el sujeto.
Su contingencia no es la nuestra. Para ubicar el ser hablante y su cerebro hipercomplejo en el punto extremo de la evolución, era absolutamente necesario llegar a donde estamos. Estaba escrito. Y todo está ya escrito, programado según las leyes que aún no han sido descubiertas, pero que sin embargo ya encuentran su aplicación.
Basta con escuchar los consejos de Estanislas Dehaene (1) a los padres para crear el mejor “entorno cognitivo” para sus hijos. El Otro reducido a un Umwelt que, gracias a los avances en la neurociencia, se supone que estimula el ordenador Innenwelt del cerebro joven de manera cada vez más adecuada. De esta aplicación a crear una política, sólo hay un paso. Claire Piette nos lo señala como el camino hacia la extensión de lo universal. ¡Padres, profesores, clínicos … otro esfuerzo para estar a la altura de las leyes de la naturaleza!
Nuestra causalidad, de la cual atestigua el inconsciente y de lo que Yves Vanderveken nos recuerda el escándalo, es la de un real sin ley. No somos la realización, siempre actualizada, de un programa que se está escribiendo. Somos el fruto de las alegrías y desdichas contingentes que se producen, precisamente porque entre el cerebro y el inconsciente no hay nada escrito.
- 13 conseils pour mieux apprendre, par le neuroscientifique Stanislas Dehaene https://www.youtube.com/watch?v=MMvzA5SfBGk
Traducción: Norma Lafuente