Pascale Simonet – El psicoanálisis « ante todo»

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Lacan deseaba ardientemente que el psicoanálisis afrontara las consecuencias irrespirables del discurso de la ciencia, que fuera « el pulmón artificial » encargado de « asegurar lo que hay que encontrar de goce en el hablar para que la historia continúe »(1). Nos ha dado las herramientas para tratar el hecho de que « el inconsciente lacaniano no tiene cuerpo más que de palabras », que el lenguaje no es un órgano, sino que está ligado a algo que hace agujero en lo real, como puntúa Lilia Mahjoub en este número. La democracia, en su forma niveladora, es una suerte de náyade transformada en arpía, señalaba Jacques-Alain Miller (2). La modernidad quiere ser amada, está muy enojada con los que no la quieren. Comprobamos diariamente la vitalidad desenfrenada del discurso de la homeostasis cuyo rostro totalitario se manifiesta en la impaciencia y febril eliminación de todo aquello que podría impedir la reducción de la tensión a su nivel más bajo.

« Nada valdrá nunca la pena el adormecimiento», decía entonces. Pero nada hará que el cerebro sea más que una máquina de soñar, nada impedirá que « el inconsciente, hable (ça parle) », y que se burle de la homeostasis, nos dice aquí Chris M. Alexandris. Convertido en plaga de la civilización neurocéntrica, el análisis se presenta hoy en día como un espacio de respiración indispensable para los sujetos cada vez más numerosos, que se niegan a permitir que una imagen cerebral, por muy precisa que sea, se tome como lo real con el cual chocan. Han experimentado que sustraerse del modo común de decir les abre a la emergencia de una nueva palabra capaz de producir efectos de verdad y goce inéditos. Por lo tanto, el análisis funciona de manera resuelta contra toda reducción. Nathalie Wülfing, explica que no pretendemos reducir el campo de referencias del analizante, sino cuestionar, bajo transferencia, el lugar que ocupa su discurso en el síntoma. ¿De qué es este discurso el síntoma ?

Si quisiéramos encontrar un elemento para favorecer el encuentro entre el inconsciente y el cerebro en el título elegido para nuestro Congreso, sería en el camino de « nada », propone Sergio Caretto, ese « nada » en común, ese « nada » que anima la pulsión, ese « nada » inconmensurable que comienza con el ser vivo del cuerpo que habla. En lugar de asentarse en la impotencia de sujetos deficitarios que recurren a la asistencia técnica alojados en organismos artificiales (René Fiori), el psicoanálisis remite el lenguaje a los posibles juegos de la lengua. Opera según el modelo del Witz, orientado hacia un más allá en el que « nada » se encuentra, pero donde reside la satisfacción de un goce oscuro que hace signo. Luchando con fuerza contra « el odio de la oscuridad », – esa parte íntima a la cual cada uno tiene que enfrentarse, que devora y que es insoportable – sólo sobrevivirá para revivir siempre en sí mismo el fuego poético, sin preocuparse de los imperativos dictados por la utilidad directa que sólo se hacen para velar, para asfixiar. Este número de A-kephalos presenta diversas modulaciones.

Traducción : Norma Lafuente

  1. Lacan, « Le jouir de l’être parlant s’articule », la Cause du désir, n° 101, marzo de 2019, p. 13.

  2. Miller J.-A., « L’orientation lacanienne. Un effort de poésie. », lecciones del 13 y  20 de noviembre de 2002.

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