Claire Piette – ¿ A-prender o a cerebralizar ?
La obsesión por las neurociencias no se detiene en el campo de la salud mental, también se extiende al campo de la educación.
Como una pequeña mirilla, este número muestra el poder del servo como máquina cognitiva y gestora del comportamiento. Este último está dotado de un inconsciente. Patrick Paquier rastrea el esfuerzo de los neuro psicoanalistas en localizarlos y reducirlos a sistemas de memoria no conscientes. ¡De repente este servo se convierte en la causa de todo !
La vida psíquica, al mismo tiempo, es evacuada y la responsabilidad de cada parlêtre – en la relación consigo mismo y con el otro – es aún un poco más distante.
Actualmente tenemos neuro psicólogos, neuro psicoanalistas, neuro educadores, pronto tendremos además neuro profesores (en Bélgica, se les llama « ortopedagogos ») que asegurarán gracias a « adaptaciones razonables » que se corrija a todos aquellos que sufren de diversos trastornos del aprendizaje. Sin embargo, estos nuevos neuros se confrontarán siempre, como señala Hebe Tizio, a los callejones sin salida que resultan del hecho de que « […] la residencia de ese dicho cuyo saber postula al Otro como lugar » [1] no encuentra lugar.
José Ramón Ubieto atestigua los medios por los cuales lo políticamente correcto se esfuerza en reducir el lenguaje ; para hacer creíble el servo.
Los conocimientos analíticos no reflejan los meandros cerebrales, sino las artesanías que le permiten acoger lo que no estaba previsto en el programa : esmerarse en poner lo suyo en las zonas donde el conocimiento solo puede ser deseable si el aula es un espacio de vida.
Traducción: Norma Lafuente
[1] Lacan J., El Seminario, Libro 20, Aún, Buenos Aires, Paidós, 1972 – 1973, p. 117.