Fabian Fajnwaks – Impresión-trazo-significante-letra Fabian Fajnwaks
Que el Inconsciente no tiene nada en común con el cerebro no es evidente para nuestros colegas neurocientíficos, en su búsqueda desde hace ya varios años de los marcadores biológicos de todos los fenómenos que suceden en la Consciencia y en el Inconsciente, tal y como ellos lo entienden. En A la búsqueda de la memoria. La emergencia de una nueva ciencia de lo mental publicado en 2006 para la recepción del premio Nobel de medicina, Eric Kandel ya abogaba por el “desarrollo de un enfoque biológico de la psicoterapia” que englobe los “fenómenos de la Consciencia, el Inconsciente y la subjetividad en su totalidad” (1). Kendel que de joven había soñado en devenir psicoanalista, a partir de su encuentro con Ernest Kris en USA al momento de su emigración, logra, con el llamado que lanzaba en esta obra, recolectar datos psicoanalíticos basados en la investigación empírica, sostenidos esencialmente por la imaginería cerebral, la manera de integrar el psicoanálisis en la nueva ciencia de lo mental que está en proceso de constituirse.
Kandel no esconde que el psicoanálisis habrá sido sólo un paréntesis que se desarrolló entre el desarrollo de la neurología y su interrupción en torno a las investigaciones de Ramón y Cajal en los años ’20, y el nuevo impulso que la neurología conoció a partir de las nuevas técnicas de imaginería cerebral como el IRM en los años ’80 y el escáner en la actualidad. La voluntad de una renovación de la neurología es así claramente afirmada por este autor faro en las Neurociencias. La psicofarmacología y las terapias cognitivo-comportamentales vendrían como refuerzos de la nueva ciencia de lo mental… Y el psicoanálisis, también, si se pliega a este modelo biológico. Es lo que Kandel proponía durante su pasaje por Paris en el pasado mes de septiembre, cuando dialogando con colegas de otras escuelas proponía que el psicoanálisis pudiera someterse a los parámetros de evaluación “científica”, es decir, observables. ¿Imposible? No para ellos. Si todo el problema para los neurocientíficos es encontrar los marcadores biológicos de los fenómenos consciente o inconscientes, ellos ya comenzaron a hacerlo, de hecho: el núcleo basal de la amígdala, región cerebral que solamente comienza a ser explorada, se colorearía, por ejemplo, frente a los signos de angustia, porque a la observación por escáner esta zona reacciona a los estímulos que suscitan para el sujeto “la percepción inconsciente del miedo” (2). Miedo y angustia no son del mismo orden, por supuesto, pero para nuestros colegas la reducción se produce en este sentido.
La misma reducción se verifica con la plasticidad neuronal: nuestros colegas logran explicar desde hace ya numerosos años, la evolución del sistema nervioso en el tiempo, procurando así sobrepasar el debate innato/adquirido y salir de la fijeza del determinismo neuronal. Nuevas sinapsis se establecerían cada día, modificando así la estructura del sistema nervioso donde las experiencias vividas por el individuo, los traumatismos, los aprendizajes y en suma toda contingencia, encontrarían un modo de inscripción cerebral. Céline Alvarez escribió un libro hace dos años, apoyándose en los trabajos de Stanislas Dehaene que causó polémica en el medio educativo. Allí explicaba cómo la estimulación por un interés acentuado de los profesores permitía a las clases desfavorecidas de los suburbios parisinos donde ella intervenía, desarrollar nuevas conexiones neuronales y así mejorar los resultados escolares de estos alumnos. Si hay ciertamente conexiones sinápticas que se desarrollan, no habría que confundir aquí, como lo recordaba Eric Laurent durante el coloquio Neurociencias y Psicoanálisis en el Colegio de Francia en 2008, la diferencia entre el trazo escrito, el trazo borrado que funda el significante y la escritura que constituye el resto de esta operación. Si nuestros colegas neurocientíficos se interesan tanto por el Freud del Proyecto es porque ellos alisan las rutas impresivas que él describe como una metáfora de la escritura, perspectiva que Lacan ya prevenía en Lituraterre. Mientras que para devenir letra toda impresión debe primero pasar por el significante, es decir por la palabra, lo que el modelo de lenguaje escribe que la plasticidad neuronal supone es una impresión en cortocircuito con la palabra y el significante.
En este retorno al materialismo organicista neuronal, modernizado ahora por la imaginería cerebral como prueba como lo señala Kandel, lo que es completamente forcluido es la palabra del sujeto. Perspectiva a la cual hay que sin duda oponer el moterialismo* que el psicoanálisis practica: la causalidad del lenguaje en tanto que ella no alcanza a nombrar la cosa.
Traducción: Micaela Frattura.
- Kandel, E. In search of memory. Norton Press. New York. 2006. P.370.
- Kandel, E. op. Cit. P. 388.
* Lacan introduce el neologismo moterialisme que condensa mot (palabra) et materialismo.