Alba Cifuentes Suarez – Servo is Coming
2084… ¡ la especie sujeto no sobrevivió! El mundo está ahora poblado de cuerpos errantes, fuera del lenguaje, atados por sus servos (1). Esta mascota que, como nos describe Daniel Roy en su texto, parecía tan dulce; ha demostrado ser un temible amo, por poco que creamos en él. ¿Distopía dirán ustedes? ¡Indudablemente! Aunque, ¡¿estamos seguros?!
Es evidente que no estamos en ese punto. Pero al leer las decenas de artículos que, cada semana aparecen en una literatura científica más o menos rigurosa, nada puede permanecer sin explicación, todo debe ser investigado y reducido a un lugar preciso en el cerebro. De esta configuración, Fabian Fajnwaks subraya que es excluída la palabra del sujeto en su dimensión de falla, de imposible de nombrar. Y este imposible, en la medida en que toca lo real, parece constituir hoy el punto de insoportable de las neurociencias. Una única localización cerebral para un único fenómeno, exit las coordenadas singulares ! Araceli Teixidó nos demuestra en su trabajo que la pérdida es el sujeto. Éste es en el mejor de los casos, un dato de confirmación de la eficacia de un tratamiento válido para todos ; en el peor de los casos, ¡ es culpable de no responder como se esperaba a la eficacia científicamente probada del tratamiento !
El psicoanálisis no se aparta de este real, sino que hace de él su objeto y lo eleva a la dignidad de la Cosa. Se trata más bien de una cuestión ética que científica, Manuel Montalbán Peregrín lo recuerda. Pipol 9 y su blog a-kephalos se hacen eco de esta ética constantemente renovada. Porque más allá de los retos clínicos, se trata de no retroceder delante de lo que Yves Vanderveken define como los problemas de la civilización cuando las neurociencias en su versión científica llevan a lo peor, es decir a la desaparición del sujeto.
1.- Hay que subrayar la homofonía en francés: servo y cerebro que permite jugar con el equívoco: servos
Traducción: Norma Lafuente