Manuel Fernández Blanco – El inconsciente, del psicoanálisis
El inconsciente, el del psicoanálisis, tiene dos registros. Pero ninguno remite a los fenómenos que no están presentes temporalmente en la conciencia. Ninguno es, tampoco, lo contrario de lo consciente, porque el concepto de conciencia del psicoanálisis no es el mismo que el del cognitivismo y el de las neurociencias. Freud situó inicialmente la función de la conciencia en el yo. En su primera tópica, el yo ejercía la represión sobre lo imposible de asumir por el sujeto. Así, el inconsciente se igualaba a la verdad reprimida por el yo. Pero, a partir de su segunda tópica, el yo también participará del inconsciente. El yo, como resultado de la modificación del ello por influjo del mundo exterior, tendrá una parte inconsciente. Para Lacan, el yo, siempre tributario de lo especular, es fundamentalmente una función de desconocimiento.
Desde la perspectiva del último Lacan, como ha elucidado Jacques-Alain Miller, el inconsciente correlativo a la verdad reprimida, el inconsciente como mensaje a revelar, el inconsciente transferencial, “[…] Es una suerte de deducción, quizás incluso una invención a partir del inconsciente mismo como una respuesta al agujero de lo real, que obedece al esfuerzo vano por hacer significar la ausencia de programación sexual en este nivel” (1). Miller aclara que situar el inconsciente respecto de lo real es distinto que situarlo respecto del Otro: “Situarlo respecto de lo real es indicar que el inconsciente es sobre todo un soliloquio, un hablar solo en el semblante para protegerse de lo real […]” (2). En la dimensión del inconsciente como mensaje a descifrar, el inconsciente mismo aparece como una defensa frente a lo real.
Es en el agotamiento del sentido que emerge lo real como agujero vinculado al traumatismo. Traumatismo producido precisamente por la ausencia de un saber capaz de metabolizar el encuentro contingente con el goce. Traumatismo derivado de la inexistencia de la relación sexual. Jacques-Alain Miller aclara la dimensión del inconsciente real a partir del análisis del escrito de Lacan “Prefacio a la edición inglesa del Seminario 11”. En ese texto Lacan afirma que cuando “[…] el espacio de un lapsus, ya no tiene ningún alcance de sentido (o interpretación), solo entonces uno está seguro de estar en el inconsciente” (3). Y, un poco más adelante, añade: “Observemos que el psicoanálisis, desde que ex-siste, ha cambiado. Inventado por un solitario, teórico indiscutible del inconsciente (que no es lo que se cree, yo digo: el inconsciente, es decir, real, solo si se me cree), se practica ahora en pareja” (4). No se trata de elegir entre un inconsciente, del lado de la verdad, y otro inconsciente, del lado de lo real. Miller aclara que no se trata de una alternativa: “[…] hay inconsciente e inconsciente, y que hacer surgir el inconsciente en tanto real nos lleva a diferenciarlo del inconsciente en tanto transferencial” (5).
Sabemos que no se puede iniciar un análisis, de un sujeto neurótico, sin pasar por los efectos de verdad derivados de la interpretación del inconsciente. Como también sabemos que un análisis sostenido en la producción de efectos de verdad sería interminable porque no alcanzaría a cernir lo real como aquello que la verdad rodea sin poder alcanzar: “Entre la verdad y lo real, está lo imposible, en tanto límite y conexión a la vez. Del lado de la palabra, nos encontramos con lo real bajo la forma de lo imposible de decir” (6).
El psicoanálisis tiene su real, pero es un real distinto al de la ciencia. Un real que le es propio y que, precisamente por eso, todo intento de verificarlo con el recurso a la ciencia solo logra desvirtuarlo y degradarlo. Cuando Lacan se refiere a este real (7), lo sitúa precisamente como aquello que permite poner un límite al trabajo de cifrado del inconsciente. Trabajo que es del orden de lo necesario porque la relación sexual “no cesa de no escribirse”. Solo por la contingencia se demuestra lo real como imposible. “Esta noción de extraer real a partir del lenguaje […] conlleva a la vez como correlato tropezar con imposibles, que permiten entonces asignar real” (8).
Lacan explica, desde el psicoanálisis, aquello a lo que responde el número en la ciencia. Se refiere al significante para decir lo siguiente: “Es el único punto mediante el cual el discurso analítico tiene que colgarse sobre la ciencia, pero si el inconsciente testimonia un real que le sea propio, esa es, al revés, nuestra posibilidad de elucidar cómo el lenguaje vehicula en el número el real con el que la ciencia se elabora” (9). Ese real solo accesible por la experiencia analítica se sitúa en el campo de la sexualidad y Jacques-Alain Miller señala que precisamente “[…] sería lo inaccesible de la relación sexual lo que explicaría el acceso al número” (10).
El real propio del psicoanálisis se funda en la existencia de un agujero en el saber porque la ley sexual no se puede escribir. Miller señala que esto, “Lo que podría ser considerado aquí como una impotencia del discurso analítico para formular la relación sexual, es tratado por Lacan como una imposibilidad. Y el análisis se vuelve el lugar propio donde el inconsciente atestigua de este real, si se quiere, un real sin saber” (11). Decir que el inconsciente es real comporta que solo en la experiencia analítica es posible cernir la invención particular con la que el sujeto respondió a la imposibilidad de escribir la relación sexual. Ese incurable lógico no se puede radiografiar.
- Miller, J.-A.: La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica. Buenos Aires, Paidós, 2003, pp. 32-33.
- Ibid., p. 34.
- Lacan, J.: “Prefacio a la edición inglesa del Seminario 11”, en: Otros escritos, Buenos Aires, Paidós, 2012, p. 599.
- Ibid.
- Miller, J.-A.: El ultimísimo Lacan. Buenos Aires, Paidós, 2013, p. 25.
- Ibid., p. 28.
- Lacan, J.: “Introducción a la edición alemana de un primer volumen de los Escritos”, en: Otros escritos, Buenos Aires, Paidós, 2012, p. 585.
- Miller, J.-A.: Todo el mundo es loco. Buenos Aires, Paidós, 2015, p. 172.
- Miller, J.-A.: Todo el mundo es loco. Buenos Aires, Paidós, 2015, p. 172.
- Lacan, J.: “Introducción a la edición alemana de un primer volumen de los Escritos”, p. 585.
- Miller, J.-A.: Todo el mundo es loco, p. 189.